miércoles, 26 de octubre de 2011

Prontuario

Vuelvo a Fujiyama por primera vez, tras mi reciente coqueteo con la muerte, y me siento en una silla en el bar, como es costumbre cuando voy sola. Esta vez se me hizo un poco más tarde, y el restaurante está bastante concurrido, pero el bar está casi vacío. Elijo en donde sentarme, y pido mi típica ensalada de verdes y un roll de atún picante (nada de nigiri por hoy).

Notablemente, Jason está detrás del mostrador, como aquel fatídico día, preparando el sushi con sus manos expertas. El roll sabe divinamente, y tras terminar mi almuerzo y mi té verde (hace frío para Coca diet), me distrae un comensal que se sentó justo al lado mío, ¡como si faltara lugar!

-¿Estaba bueno?- interrumpe mis pensamientos con su pregunta de perogrullo.

-Espectacular, como siempre- decido responderle, tras haber meditado unos instantes en contestarle algo un poco más sarcástico y menos obvio. Lo que hace que me contenga es ver cómo Jason deposita frente a este buen hombre un plato lleno de nigiri de salmón. "Que haga su propia experiencia", pienso, y me retiro sin mayor parsimonia que un breve pero sentido agradecimiento silencioso por seguir viva en este mundo de gente tan arriesgada.

No hay comentarios.: