domingo, 2 de octubre de 2011

Cero horas, dieciocho minutos

(21 de julio de 2011)

Ya es jueves, día de recolección. Saco la basura, y cuando termino de empujar el tacho con rueditas hasta la vereda, veo, a lo lejos, la silueta de lo que parece un coyote, tal vez un lobo, que trota por la calle. Más bien se diría que vi un fantasma. Masa incorpórea, nube de pelos... ¿Vi, o me vieron? La media luna amarilla, apenas borroneada por unas pocas nubes, de una perfección egoísta, me mira y se ríe, como siempre. "Andá", pareciera decirme la muy desgraciada. "Andá, metete otra vez y ponete los auriculares. Seguí perdiéndote este espectáculo". Y yo, que nací para someterme a sus caprichos, le hago caso y me voy.