Matilda, por primera vez desde que tengo uso de razón, comió verdura y la disfrutó.
Yo vivía preocupada porque, a diferencia de Vera -quien podría tranquilamente subsistir a base de espinaca, arvejas, tomate y choclo sin inmutarse- Matilda odia cualquier cosa que sea verde y que no tenga leche o carne en su composición.
Pues hete aquí que ayer a la noche, la susodicha se manducó, no una, sino como diez flores de brócoli antes de que puedan decir "salamín con queso". Un placer, verla comerse "los arbolitos" (como Vera bautizó a las flores de brócoli, años ha).
Si Matilda come brócoli, todo es posible.