Recién se desarrolló el siguiente diálogo.
Matilda: -¿Querés acariciar a mi caterpillar?
Yo: -Sí, por supuesto- le digo, y lo acaricio. Su caterpillar (no hay caso, no se acuerda de que es una oruga en castellano) es la manga de un disfraz atada a una soga. Matilda lo lleva por la casa como si fuera un perrito atado a su correa-. ¡Qué suave es tu caterpillar! ¿Cómo se llama?
Matilda: -Manni.
Yo: -Ah. ¿Es un varón o una nena?
Matilda: -No es varón ni nena. Es nada. Porque animales son animales.