viernes, 29 de junio de 2007

¡Electro-Shock!

En mi ataque de desesperación por deshacerme de una vez por todas de los odiosos piojos que han dado en adorar la larga cabellera de mi hija mayor (Matilda se viene salvando porque es rubia), me encontré en la farmacia con mi viejo amigo de Buenos Aires, el "Robi-Comb". Se trata, para los que no lo conozcan, de un peine fino a pila, que... electrocuta a los piojos, para decirlo en criollo, vamos. Así que desembolsé los treinta dólares de rigor (pensando, "bueno, si no llega a servir, lo devuelvo y me devuelven la guita"), y emprendí la cruzada antipiojo.

Cuestión que SÍ sirvió. Parece que los bichos estos ya están inmunes a los químicos de las lociones anti-piojos, pero -en definitiva- son hijos del rigor. Shock eléctrico y ¡chau piojos! Seguimos, igual, lavando con la versión local de Nopucid (acá se llama Lice Guard) y así, por ahora, venimos invictos por una semana...

¿Continuará?